La Estampa Teatro estrena en Almendralejo ‘El velo de las mariposas’

La compañía La Estampa Teatro estrena este próximo viernes, en el Teatro Carolina Coronado de Almendralejo (Badajoz), ‘El velo de las mariposas’, un drama que reivindica a las escritoras de la Generación del 27.

En concreto, se trata de la última obra de su fundadora, Concha Rodríguez, en la que aborda temas como el abuso en los institutos, el abandono escolar o la libertad de enseñar con un elenco de seis actores dirigido por Eva Romero.

Y es que a pesar de la pandemia, en esta compañía han seguido creando y se encuentran a las puertas del estreno de esta obra que tras su estreno iniciará gira por el territorio extremeño.

Así pues, si a lo largo de su carrera como autora Concha Rodríguez ha explorado diferentes estratos de la sociedad (la política, la familia, la empresa, el feminismo), en su texto más reciente «abre en canal» la enseñanza y reivindica la figura del docente.

Pero también quería hablar de la literatura del 27 mirándola desde un ángulo «infrecuente, el de sus creadoras, postergadas o silenciadas en los manuales de literatura».

De este modo, los seis actores del elenco, Raquel Bravo, Laura Moreira, Javier Herrera, José María Galavís, Pablo Mejías y Concha Rodríguez, discuten, se enfrentan en escena alternando sus papeles de adolescentes, profesores, jueces y abogados que dan forma a este drama.

Además, Concha Rodríguez encarna a una profesora de Literatura Española Contemporánea, que da clases de Segundo de Bachillerato de un instituto público. Su talante vocacional, sus métodos anticonvencionales chocan con la burocracia de la institución.

De hecho, el fundamento de su docencia se asienta en métodos plasmados en películas como El club de los poetas muertos, La ola o El club de los emperadores.

Para sus clases se ha propuesto dar a conocer a las autoras de la Generación del 27, que vieron sus vidas y obras postergadas. Su empeño logrará cambiar el carácter y las mentalidades de sus alumnos, a la vez que ejerce sobre sus alumnos «un poder desmedido».

Las críticas contra ellas en el claustro y la denuncia del padre de una de las alumnas desatan conflictos en los que la autora explora, como ella afirma, «la vida, la muerte, el alma, el cuerpo, lo humano».

Esa profesora, explica la directora de la obra, Eva Romero, es el «espejo de una comunidad educativa que ve amenazadas la libertad de cátedra y la autonomía pedagógica de profesionales acreditados, que no necesitan validación parental de ningún tipo». «La educación a las tablas nuestro irremediable futuro», afirma Concha Rodríguez.

En definitiva, su texto, la dramaturga extremeña pone de relieve cuestiones como el acoso escolar y sus consecuencias, o como la búsqueda del dinero fácil que emprendieron jóvenes que renunciaron al instituto por trabajos, por ejemplo en la construcción, con los que se embolsaban elevados sueldos y que hoy, tras la crisis, viven desahuciados.

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La Estampa Teatro y Concha Rodríguez presentan ‘El velo de las mariposas’

Todos hemos pasado una época personal de paralización y bloqueo, pero había que salir a trabajar y esta obra me llena». Son palabras de la incombustible Concha Rodríguez, dramaturga, actriz y responsable de La Estampa Teatro, una compañía que ha decidido subir de nuevo el telón del Carolina Coronado para presentar en plena pandemia su último trabajo: El velo de las Mariposas. Será el montaje que abra de nuevo las puertas del teatro en Almendralejo, este viernes a las nueve de la noche.

Se trata de una representación repleta de coraje y reivindicación dirigida a las mujeres que siempre han querido ser «mucho más que unas simples amas de casa», como dice Eva Romero, la directora de esta obra.

Y es que el virus del covid-19 no puede con las ganas de hacer teatro que tienen Concha Rodríguez y su equipo. De hecho, la compañía, nada más salir del confinamiento, se lanzó a los primeros ensayos en La Nave del Duende, en Casar de Cáceres y, posteriormente, ha hecho otros en Zarza de Alange y un preestreno en el auditorio de La Zarza.

En esta obra, Concha Rodríguez hace hincapié en la figura del docente, y en el contexto de la educación, para dar luz a esas mujeres «ocultadas» en la historia, mezclando los momentos de actualidad con ese oscurantismo en el que se vio sumido la mujer en la generación literaria del 27.

En El velo de las Mariposas, Concha Rodríguez encarna a una profesora de Literatura Española Contemporánea que imparte clases de bachillerato en un instituto. Su talante vocacional y sus métodos anticonvencionales chocan con la burocracia de la institución. Para sus clases se propone dar a conocer a las autoras de la Generación del 27, que vieron sus vidas y obras postergadas. Su empeño logrará cambiar el carácter y las mentalidades de sus alumnos, pero ejerciendo un poder desmedido que desatará una serie de conflictos contra el claustro.

«La obra rescata a las mujeres del pasado y crea memorias nuevas para mujeres y niñas del futuro. Es un homenaje a esas mujeres sobre las que la historia les puso un velo para que sus creaciones pasaran desapercibidas», explica Eva Romero.

«No es una obra que siente cátedra, sino que hace que el espectador se pregunte muchas cosas de tiempos atrás», remarca José María Galavís, actor local que participa en el montaje.
Concha y La Estampa vuelven con la fuerza e ilusión de siempre y lo hacen para demostrar que su amor por el teatro es más fuerte, incluso, que una pandemia.

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La Estampa de Concha Rodríguez abre la temporada en el teatro de Almendralejo este viernes

La compañía teatral La Estampa de Almendralejo estrenará su nuevo montaje ‘El velo de las mariposas’, basada en la ultima obra de su directora y actriz Concha Rodríguez, el día 25 de septiembre en el teatro Carolina Coronado de Almendralejo.

La dramaturga y actriz se subirá a escena bajo la dirección de Eva Romero en un montaje con el que se estrenará la temporada del teatro almendralejense.Thanks for watching!PUBLICIDAD 

La compañía, que empezó sus ensayos en La Nave del Duende de Casar de Cáceres, está concentrada en la localidad de La Zarza hasta el próximo domingo para profundizar en los ensayos y terminará de afinar el montaje de Almendralejo.

Si a lo largo de su carrera como autora Concha Rodríguez ha explorado diferentes estratos de la sociedad (la política, la familia, la empresa, el feminismo), en su texto más reciente se centra en la enseñanza y reivindica la figura del docente.

Pero, además, habla de literatura con la ‘Generación del 27’ con una mirada desde un ángulo infrecuente, como es el de sus creadoras, «postergadas o silenciadas en los manuales de literatura», a juicio de la artista almendralejense.

En la función se subirán a escena seis actores, Raquel Bravo, Laura Moreira, Javier Herrera, José María Galavís, Pablo Mejías y Concha Rodríguez.

Durante la representación discuten, se enfrentan en escena alternando sus papeles de adolescentes, profesores o jueces que dan forma a la drama.

Trama

En él, Concha Rodríguez encarna a una profesora de de Literatura Española Contemporánea, titulación que ella misma posee en la vida real, y que da clases de Segundo de Bachillerato de un instituto público.

Para sus clases se ha propuesto dar a conocer a las autoras de la Generación del 27, que vieron sus vidas y obras postergadas y su empeño logrará cambiar el carácter y las mentalidades de sus alumnos.

En el texto Rodríguez pone de relieve cuestiones como el acoso escolar y sus consecuencias o la búsqueda del dinero fácil que emprendieron jóvenes que renunciaron al instituto por trabajos, por ejemplo en la construcción, con los que se embolsaban elevados sueldos y que hoy, tras la crisis, viven desahuciados.

La Estampa Teatro empezó su andadura en Almendralejo en 1993, y a partir de 1999 se centró en la producción de las comedias de Concha Rodríguez. En ellas marcó un estilo propio con el que se acerca a la realidad a través de la comedia.

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Concha Rodríguez estrena ‘El velo de las mariposas’, el día 25, en el teatro Carolina Coronado

El teatro extremeño no se detiene a pesar de la epidemia de coronavirus. Ni a la compañía La Estampa de Almendralejo, ni a su directora y autora. Concha Rodríguez, les ha paralizado la situación excepcional que se vive en el mundo. Han seguido creando y se encuentran a las puertas del estreno de ‘El velo de las mariposas’, la última obra de Rodríguez, que subirá a escena, bajo la dirección de Eva Romero, el 25 de septiembre en el teatro Carolina Coronado.

La compañía, que empezó sus ensayos en La Nave del Duende de Casar de Cáceres, está concentrada en La Zarza para profundizar en los ensayos. 

Si a lo largo de su carrera como autora Concha Rodríguez ha explorado diferentes estratos de la sociedad (la política, la familia, la empresa, el feminismo), en su texto más reciente abre en canal la enseñanza y reivindica la figura del docente. Pero también quería hablar de la literatura del 27 mirándola desde un ángulo infrecuente, el de sus creadoras, postergadas o silenciadas en los manuales de literatura.

Los seis actores del elenco (Raquel Bravo, Laura Moreira, Javier Herrera, José María Galavís, Pablo Mejías y Concha Rodríguez) discuten, se enfrentan en escena alternando sus papeles de adolescentes, profesores, jueces y abogados que dan forma a este drama. En él, Concha Rodríguez encarna a una profesora de Literatura Española Contemporánea que da clases de segundo de Bachillerato de un instituto público. Su talante vocacional, sus métodos anticonvencionales, chocan con la burocracia de la institución. El fundamento de su docencia se asienta en métodos plasmados en películas como El club de los poetas muertos, La ola o El club de los emperadores.

Para sus clases se ha propuesto dar a conocer a las autoras de la Generación del 27, que vieron sus vidas y obras postergadas. Su empeño logrará cambiar el carácter y las mentalidades de sus alumnos, a la vez que ejerce sobre sus alumnos un poder desmedido. Las críticas contra ellas en el claustro y la denuncia del padre de una de las alumnas desatan conflictos en los que la autora explora, como ella afirma, “la vida, la muerte, el alma, el cuerpo, lo humano”.

Camino de las tres décadas de existencia, La Estampa Teatro empezó su andadura en

Almendralejo en 1993; y a partir de 1999 se centró en la producción de las comedias de Concha Rodríguez. La autora, actriz y directora almendralejense definió un estilo propio con el que se acercaba a la realidad contemporánea a través de la comedia. Reflexión y humor marcan obras como Nido de víboras, Siete hembras sin piedad, Hoy viene a cenar mi sobrino el concejal, La vida secreta de mamá y Homenaje inesperado.

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LA ESTAMPA TEATRO ESTRENA ‘EL VELO DE LAS MARIPOSAS’, UN DRAMA SOBRE LA DOCENCIA QUE REIVINDICA A LAS ESCRITORAS DE LA GENERACIÓN DEL 27

El teatro extremeño no se detiene a pesar de la epidemia de coronavirus. Ni a la compañía La Estampa de Almendralejo, ni a su directora y autora Concha Rodríguez les ha paralizado la situación excepcional que se vive en el mundo. Han seguido creando y se encuentran a las puertas del estreno de El velo de las mariposas, la ultima obra de Rodríguez, que subirá a escena, bajo la dirección de Eva Romero, el 25 de septiembre en el teatro Carolina Coronado
de Almendralejo.

La compañía, que empezó sus ensayos en La Nave del Duende de Casar de Cáceres, está concentrada en la localidad pacense de La Zarza hasta el próximo domingo para profundizar en los ensayos y terminará de afinar El velo de las mariposas en Almendralejo.

Si a lo largo de su carrera como autora Concha Rodríguez ha explorado diferentes estratos de la sociedad (la política, la familia, la empresa, el feminismo), en su texto más reciente abre en canal la enseñanza y reivindica la figura del docente. Pero también quería hablar de la literatura del 27 mirándola desde un ángulo infrecuente, el de sus creadoras, postergadas o silenciadas en los manuales de literatura.

Los seis actores del elenco (Raquel Bravo, Laura Moreira, Javier Herrera, José María Galavís, Pablo Mejías y Concha Rodríguez) discuten, se enfrentan en escena alternando sus papeles de adolescentes, profesores, jueces y abogados que dan forma a este drama. En él, Concha Rodríguez encarna a una profesora de Literatura Española Contemporánea, que da clases de Segundo de Bachillerato de un instituto público. Su talante vocacional, sus métodos anticonvencionales chocan con la burocracia de la institución. El fundamento de su docencia se asienta en métodos plasmados en películas como El club de los poetas muertos, La ola o El club de los emperadores.

Para sus clases se ha propuesto dar a conocer a las autoras de la Generación del 27, que vieron sus vidas y obras postergadas. Su empeño logrará cambiar el carácter y las mentalidades de sus alumnos, a la vez que ejerce sobre sus alumnos un poder desmedido. Las críticas contra ellas en el claustro y la denuncia del padre de una de las alumnas desatan conflictos en los que la autora explora, como ella afirma, “la vida, la muerte, el alma, el cuerpo, lo humano”.

Esa profesora, explica Eva Romero, directora de El velo de las mariposas, es el “espejo de una comunidad educativa que ve amenazadas la libertad de cátedra y la autonomía pedagógica de profesionales acreditados, que no necesitan validación parental de ningún tipo”.

“La educación a las tablas nuestro irremediable futuro”, afirma Concha Rodríguez. En su texto, la dramaturga extremeña pone de relieve cuestiones como el acoso escolar y sus consecuencias, o como la búsqueda del dinero fácil que emprendieron jóvenes que renunciaron al instituto por trabajos, por ejemplo en la construcción, con los que se embolsaban elevados sueldos y que hoy, tras la crisis, viven desahuciados.

Camino de las tres décadas de existencia, la Estampa Teatro empezó su andadura en Almendralejo en 1993, y a partir de 1999 se centró en la producción de las comedias de Concha Rodríguez. La autora, actriz y directora  almendralejense definió un estilo propio con el que se acercaba a la realidad contemporánea a través de la comedia. Reflexión y humor marcan obras como Nido de víboras, Siete hembras sin piedad, Hoy viene a cenar mi sobrino el concejal, La vida secreta de mamá y Homenaje inesperado.

La compañía se ha implicado, además, en la Ruta Literaria del Romanticismo que celebra este movimiento cultural en Almendralejo, donde nacieron dos de sus máximas figuras, Carolina Coronado y José de Espronceda. Para esta ruta literaria Rodríguez ha escrito Cortejo de la ruta del Romanticismo, en el 2017, y producido El estudiante de Salamanca el pasado año.

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La Estampa Teatro estrena en Almendralejo ‘El velo de las mariposas’, un drama sobre la docencia que reivindica a las escritoras de la Generación del 27

La compañía extremeña perfila la última obra de su fundadora, Concha Rodríguez, para la representación en el teatro Carolina Coronado de Almendralejo el próximo 25 de septiembre

La dramaturga almendralejense aborda temas como el abuso en los institutos, el abandono escolar o la libertad de enseñar con un elenco de seis actores dirigido por Eva Romero

El teatro extremeño no se detiene a pesar de la epidemia de coronavirus. Ni a la compañía La Estampa de Almendralejo, ni a su directora y autora Concha Rodríguez les ha paralizado la situación excepcional que se vive en el mundo. Han seguido creando y se encuentran a las puertas del estreno de El velo de las mariposas, la ultima obra de Rodríguez, que subirá a escena, bajo la dirección de Eva Romero, el 25 de septiembre en el teatro Carolina Coronado de Almendralejo.

La compañía, que empezó sus ensayos en La Nave del Duende de Casar de Cáceres, está concentrada en la localidad pacense de La Zarza hasta el próximo domingo para profundizar en los ensayos y terminará de afinar El velo de las mariposas en Almendralejo.

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La Estampa Teatro estrenará en Almendralejo ‘El velo de las mariposas’, un drama sobre la docencia que reivindica a las escritoras de la Generación del 27

La compañía extremeña perfila la última obra de su fundadora, Concha Rodríguez, para la representación en el teatro Carolina Coronado de Almendralejo el próximo 25 de septiembre

La dramaturga almendralejense aborda temas como el abuso en los institutos, el abandono escolar o la libertad de enseñar con un elenco de seis actores dirigido por Eva Romero.

El teatro extremeño no se detiene a pesar de la epidemia de coronavirus. Ni a la compañía La Estampa de Almendralejo, ni a su directora y autora Concha Rodríguez les ha paralizado la situación excepcional que se vive en el mundo. Han seguido creando y se encuentran a las puertas del estreno de El velo de las mariposas, la última obra de Rodríguez, que subirá a escena, bajo la dirección de Eva Romero, el 25 de septiembre en el teatro Carolina Coronado de Almendralejo. La compañía, que empezó sus ensayos en La Nave del Duende de Casar de Cáceres, está concentrada en la localidad pacense de La Zarza hasta el próximo domingo para profundizar en los ensayos y terminará de afinar El velo de las mariposas en Almendralejo.

Si a lo largo de su carrera como autora Concha Rodríguez ha explorado diferentes estratos de la sociedad (la política, la familia, la empresa, el feminismo), en su texto más reciente abre en canal la enseñanza y reivindica la figura del docente. Pero también quería hablar de la literatura del 27 mirándola desde un ángulo infrecuente, el de sus creadoras, postergadas o silenciadas en los manuales de literatura

Los seis actores del elenco (Raquel Bravo, Laura Moreira, Javier Herrera, José María Galavís, Pablo Mejías y Concha Rodríguez) discuten, se enfrentan en escena alternando sus papeles de adolescentes, profesores, jueces y abogados que dan forma a este drama. En él, Concha Rodríguez encarna a una profesora de de Literatura Española Contemporánea, que da clases de Segundo de Bachillerato de un instituto público. Su talante vocacional, sus métodos anticonvencionales chocan con la burocracia de la institución. El fundamento de su docencia se asienta en métodos plasmados en películas como El club de los poetas muertos, La ola o El club de los emperadores.

Para sus clases se ha propuesto dar a conocer a las autoras de la Generación del 27, que vieron sus vidas y obras postergadas. Su empeño logrará cambiar el carácter y las mentalidades de sus alumnos, a la vez que ejerce sobre sus alumnos un poder desmedido. Las críticas contra ellas en el claustro y la denuncia del padre de una de las alumnas desatan conflictos en los que la autora explora, como ella afirma, “la vida, la muerte, el alma, el cuerpo, lo humano”.

Esa profesora, explica Eva Romero, directora de El velo de las mariposas, es el “espejo de una comunidad educativa que ve amenazadas la libertad de cátedra y la autonomía pedagógica de profesionales acreditados, que no necesitan validación parental de ningún tipo”.

“La educación a las tablas nuestro irremediable futuro”, afirma Concha Rodríguez. En su texto, la dramaturga extremeña pone de relieve cuestiones como el acoso escolar y sus consecuencias, o como la búsqueda del dinero fácil que emprendieron jóvenes que renunciaron al instituto por trabajos, por ejemplo en la construcción, con los que se embolsaban elevados sueldos y que hoy, tras la crisis, viven desahuciados.

Camino de las tres décadas de existencia, la Estampa Teatro empezó su andadura en Almendralejo en 1993, y a partir de 1999 se centró en la producción de las comedias de Concha Rodríguez. La autora, actriz y directora almendralejense definió un estilo propio con el que se acercaba a la realidad contemporánea a través de la comedia. Reflexión y humor marcan obras como Nido de víboras, Siete hembras sin piedad, Hoy viene a cenar mi sobrino el concejal, La vida secreta de mamá y Homenaje inesperado.

La compañía se ha implicado, además, en la Ruta Literaria del Romanticismo que celebra este movimiento cultural en Almendralejo, donde nacieron dos de sus máximas figuras, Carolina Coronado y José de Espronceda. Para esta ruta literaria Rodríguez ha escrito Cortejo de la ruta del Romanticismo, en el 2017, y producido El estudiante de Salamanca el pasado año.

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Concha Rodríguez: “Ser mujer, extremeña y también actriz… hace muy difícil que tu voz sea alta y clara como autora”

Charlamos con Concha Rodríguez, dramaturga, actriz, productora y directora de La Estampa Teatro, sobre su trayectoria profesional y el proceso en la escritura de teatral

Imagen, cortesía de La Estampa Teatro

—Según tu biografía, fue durante el bachillerato cuando escribiste e interpretaste tu primer monólogo. ¿Cómo es que acabaste en el teatro y no en el Club de la Comedia?

—El teatro me venía rondando desde mi más temprana edad. Mi hermano Miguel estudiaba en el colegio San José de Villafranca de los Barros, y los jesuitas sacaron su vena artística y hacía protagonistas todos los años y yo disfrutaba viéndole y deseaba crecer para subirme a ese escenario. Ya con nueve años sabía que lo mío era puro teatro. Tuve además la suerte de contar en el instituto con profesores que se involucraron en montar un grupo de teatro y ahí estaba y me colé, preparada a mi manera para interpretar a Mariana Pineda, a la Poncia, a destripar a Valle Inclán… Eran años convulsos por la propia libertad que entraba a borbotones, éramos amigos de los profesores jóvenes y nos contaban sus enfrentamientos con los profesores más conservadores… Y ahí estaba yo para regalarles un monólogo teatral en el que campaban a sus anchas todas mis emociones, mis sueños y mi gran decepción. Siempre tan crítica. Lo siento. Soy Virgo.

—En la segunda mitad de los 80 había una enorme movida universitaria en Cáceres y unas consolidadas manifestaciones de lo que hoy llamaríamos contracultura. ¿Qué recuerdas de todo aquello?

—Mi sueño era estudiar periodismo en la Complutense y compaginarlo con el Teatro; y me convencieron de que estudiara una carrera que me diera un trabajo seguro y, después, “reírme del mundo”. La Ley de Murfi se cebó pronto conmigo. Elegí “Clásicas,” siguiendo los pasos de mi hermana Isabel, pues el Latín y el Griego se me daban bastante bien y sabía que era trabajo inmediato, y en mi segundo de carrera tras la Reforma de Educación se cargan el Latín y el Griego y todo lo que verdeguea, y nos deja un sistema educativo bastante tocado. Ese segundo de carrera fue un año perdido de clases, recuerdo la facultad cerrada o vacía, pero seguíamos viviendo en Cáceres, llenando las calles, abarrotando las manifestaciones, encerrándonos por las noches en la facultad, tirando huevos a los Múltiples (que nos facilitaban los sindicatos justo cuando llegaban las cámaras de los periodistas). Fue una pataleta orquestada y los estudiantes éramos el coro. Al final del curso nos exigieron temario completo, tuvimos que comprar los libros de texto de la UNED y fueron los meses que más he estudiado en mi vida. Y chitón.

—Durante tu etapa en Cáceres te subes a las tablas de la mano del Teatro Estable. Suponemos que eso te abriría los ojos: de adolescente pensamos que el actor es una especie de animal glamuroso, pero en realidad es otra cosa, con unas miserias y grandezas más mundanas. A muchos, esa primera experiencia con la realidad del teatro les hace distanciarse, en cambio tú no tardaste ni tres años en crear tu propia compañía. Háblanos de tu primera experiencia teatral y esa otra gran decisión de montar La Estampa Teatro con apenas 26 años.

Cuánta razón tienes. Quizá el ser empresaria tan pronto fue mi huida de todo ese glamureo, distanciarme de una serie de grupos en los que yo no encajaba. Mis padres me obligaban a aprobarlo todo en junio, para que me dejaran seguir con el Teatro e irme de gira en verano. Para mí esto era muy serio y con el Teatro Estable de Cáceres sí respetaban todas mis necesidades estudiantiles y empecé poco a poco en este mundo maravilloso, en una ciudad que despertaba teatralmente su Festival de Teatro Clásico, y con el ambiente que yo soñaba. Después llegaron experiencias dolorosas y bastante oscuras, que nada tenían que ver con mis sueños y mis formas de trabajar, y busqué una comedia a mi medida, representando a Karin, una versión de Arteche (gran hombre de teatro fallecido hace unos días), le propuse a mi hermano montarla y de ahí hacia adelante.

—Desde entonces, te involucras en cursos y másteres para ampliar tu formación. En el teatro nunca se acaba de aprender, ¿verdad?

El Teatro es vida. Y la vida no deja de sorprendernos. Hacer teatro es mostrarle al público qué sientes, qué opinas, qué propones desde distintos puntos de vista. Cada personaje tiene un punto de vista y, debe haber ante todo, conflictos que resolver y distintas formas de hacerlo. Es el género más democrático, por ello quizá demos tanto miedo e intenten invisibilizarnos.

—Tu primera obra está fechada en 2001… Háblanos de tu puesta de largo como dramaturga.

Mi puesta de largo como dramaturga fue el Festival de Teatro Clásico de Mérida, con la versión en extremeño de El Sueño de una Noche de Verano. Fue un auténtico éxito, la comedia funcionó como un reloj. Casualmente nunca he vuelto a versionar nada en Mérida, ni a pisar la arena. Tras tanta frustración escribí Nido de Víboras, una ácida comedia que retrataba esa locura de los acomodados de los 90: Ese glamour loco y dañino del que hablabas antes, esas mezclas de cocaína, cócteles explosivos y niños de por medio. Ese verse en el mundo cultural como un triunfo social, muy de Ferias de Teatro. Era una crítica a todo eso. Disfruté muchísimo con esta comedia, aunque la profesión se la tomó fatal.

—La escritura teatral es un tanto peculiar, ya que muchas veces el texto va sufriendo innumerables modificaciones cuando salta del papel a las tablas. Explícanos cómo se trabaja esta disciplina, desde tu triple experiencia como autora, directora y actriz.

—Yo escribo para mi compañía y, por supuesto, pienso en la producción, en el momento e incluso en las personas con las que quiero contar. También he trabajado en encargos donde te piden cosas muy concretas, y en circunstancias a su vez concretas. Escribir para mi compañía me da mucha libertad, y casi siempre he escrito comedia social. Me gusta que me dirijan, rodearme de actrices y actores que me sorprendan y descoloquen mi obra. Sé que es muy complicado, y que puedo llegar a ser muy cansina, pero me encanta dejar el texto un 80% escrito y en los primeros ensayos, con la verdad de los actores, acabar la obra. Aunque la obra teatral siempre está viva, con posibilidades infinitas de adaptación y evolución. De hecho, cada día de representación respira de una manera. Adoro al público, que también lleva te lleva a lugares maravillosos de la obra.

—En tu biografía explicitas que “escribes un teatro que no encontraste”. Con más de dos décadas de carrera teatral, ¿qué evolución has visto en el teatro patrio con respecto a dos de los temas que más parecen importarte: la justicia social y el papel de la mujer en la comunidad?

En España, tanto tienes, tanto vales, y en los últimos años lo he vivido en primera persona. Ser mujer, extremeña y también actriz… hace muy difícil que tu voz sea alta y clara como autora. No saben catalogarte. Es muy fácil arrinconarme y callarme, aunque los textos ahí están, y eso me tranquiliza y me fascina. Empecé hace veinte años a escribir teatro social, yo diría que muy reivindicativo, para problemas brutales que como mujer veía a mi alrededor. Me sentía útil. Ahora todas las compañías tienen su cuota de teatro de igualdad y las mujeres con voz nos perdemos ante tanta multitud.

—Dicen que la comedia es el género más difícil. ¿Es así?

—La comedia es una vuelta de rosca al dolor, a la torpeza, al miedo, a la angustia. Mientras peor estés, más comedia sacarás. Dicen que la crisis del 2008 ha democratizado la tragedia. La tragedia siempre ha hablado de reyes y nobleza; la comedia del pueblo raso. Y eso queda en la conciencia colectiva y hace creer que la comedia es inferior a la tragedia, pero no es así. La tragedia acaba fatal, en muerte, y eso es sencillo, pero jugar con el dolor, con lo blando del ser humano, lo corrupto… ridiculizarlo; darle un escarmiento y mostrarlo al público como un monigote y dejarle vivir… Es bastante más complicado, pero también bastante más útil.

—¿Qué obra, de las que has firmado, te ha reportado más satisfacciones?

Muchas. Pero me quedo con Hoy viene a cenar mi sobrino el concejal. La disfruté muchísimo como actriz y la sufrí tremendamente cuando, como autora, la vi montada por otra compañía. Me sentí madre, madraza. Es de la obra que más he aprendido en todos los sentidos. Y el infantil Doña Bruja quiere Amigos, que lleva programándose ininterrumpidamente durante dieciocho años, y lo que queda por hacernos disfrutar.

Doña bruja quiere amigos, La Estampa Teatro

—¿Escribes otro tipo de textos además de teatrales?

—Escribo relatos, guiones de cine, cortos y tratamientos de series y guiones de mis obras teatrales. Mi sueño es escribir una novela. Y ya estoy en ello.

—En el momento que nos ha tocado vivir, hay lemas un poco paradójicos como el de “el teatro en casa”. Ya sabemos que no queda otra, pero ¿no te parece excesivo? ¿O crees que este tipo de iniciativas pueden ser positivas para recuperar público cuando volvamos a eso que llaman normalidad?

—El momento que nos ha tocado vivir ha desmantelado todo, y en este país tenemos la costumbre de inventar un sistema cada día, y de dejar tu sello en cada situación. El Teatro debe estar muy bien grabado y ser muy potente para competir con el audiovisual.  Creo que sería muy interesante volver al formato del Estudio 1. Eran unas producciones brutales de televisión. Y cuidar a los actores profesionales y la parte técnica es imprescindible; ahora salen artistas de debajo de las setas… Hay programas informáticos que hacen de una niña de 5 años una superestrella con su coro hecho por sí misma… Y valorar la autoría patria: el Teatro deberá contar en quién nos ha convertido éste “corona” y seguir siendo espejo de la sociedad que somos, sin miedo a enfrentarnos al esperpento. Ojalá surja la necesidad de escuchar a los autores, y que den un lugar al Teatro Contemporáneo.

—Has vivido en Badajoz, ¿qué opinión te merece su oferta cultural?

Badajoz me trata bien. Siempre me ha tratado bien. He pasado por el Festival de Teatro Contemporáneo con todas mis obras. Me encantaría que ese Teatro y ese Festival —el único contemporáneo—, que para mí es un Templo tuviera la fuerza y el reconocimiento que merece.

Badajoz rezuma artistas por todos su poros. Falta verlos, respirarlos.  Falta una guía del ocio llena de posibilidades, y que hacer música en directo y teatro alternativo fuera más rentable. Y no hubiera que cerrar salas que dan vida. Hay mucho por hacer culturalmente en Badajoz, y en Extremadura en general.

—Por último, ¿con qué proyectos estás ahora que podamos ver próximamente?

—He escrito una obra titulada El Velo de las Mariposas, creo que un poco visionaria. Una profesora de literatura de segundo de bachillerato imparte un seminario especial de poesía, en las horas del recreo. El recreo, la asignatura que marca el carácter. Selectividad, la que marca el futuro académico. ¿Qué pasará? Deseando producirla y disfrutarla, desde el prisma de todo lo vivido. Sin duda marcará una diferencia el estreno respecto a la primera versión del proyecto. Eso es lo maravilloso de hacer teatro contemporáneo. Vivir el presente y contarlo y recrearlo y compartirlo. Y la vida se encarga de hacerte alucinar. Lo dirigirá Eva Romero y se estrena en Almendralejo, el 25 de Septiembre. Ojalá y así sea.

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Concha Rodríguez escribe Teatro como una necesidad de gritar bien alto. No es autobiográfico, aunque sienta sus obras como terapias maravillosas. Ya en el instituto, escribió e interpretó su primer monólogo Mis zapatitos sabios, donde ponía a caldo el sistema educativo. Licenciada en Filología Clásica por la Universidad de Extremadura (1986-1990), es durante su etapa universitaria cuando comienza a trabajar profesionalmente en el Teatro Estable de Cáceres. Su formación le viene mayoritariamente de su experiencia como actriz y del trabajo con directores, entre los que destacan, en su primera etapa, Antonio Malonda y Ángel Facio. En 1993, a la edad de ventiséis años forma la compañía La Estampa Teatro.
Obras: Nido de Víboras (2001), Doña Bruja quiere amigos (2002), Siete hembras sin piedad (2003), Hoy viene a cenar mi sobrino concejal (2004), Primitiva Vanidad (2007), Para bellum (2009), Última luna de abril (2012), Efecto Dulcinea (2013), La vida secreta de mamá (2015), Homenaje inesperado (2018), El velo de las mariposas (2020).

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Concha Rodríguez: “El trabajo de las mujeres está maldito”

Hablamos con Concha Rodríguez, que trae este viernes 13 al Gran Teatro ‘Homenaje inesperado’, una comedia social, feminista y contemporánea9 marzo, 2020684

Concha Rodríguez, La Estampa Teatro

Concha Rodríguez, ¿Cómo es estar al frente de una compañía extremeña de teatro extremeña?

Hoy por hoy bastante complicado. La Estampa Teatro, cumple 27 años. Hemos pasado por muchos momentos maravillosos y baches complicados. No sólo es ser compañía extremeña, es escribir teatro social en los tiempos que corren. Para mí tener una empresa teatral son alas. Escribo con total libertad, aunque la venta desde aquí y cuando apuestas por un equipo extremeño es durísima. La competencia es tremenda. Para la venta no hay ningún filtro. Compites con la Gran Vía y eso es imposible. Salir desde Extremadura con equipo extremeño y texto nuevo es poco más que decir que eres una fracasada. El complejo endémico está ahí. Pero yo sigo en el intento. Llevo 27 años al pie de esta compañía y aquí sigo y escribiendo mis propias obras. Ya es como un matrimonio y ahora puedo decir que bien avenido (entonces, no estoy soltera).

¿Es la risa la mejor forma de llegar a la gente?

Sin duda. Si te das cuenta la carcajada te abre, no te cierra. Y dejas entrar emociones a borbotones, aunque luego te preguntes: ¿de qué me estoy riendo? Ésta es mi forma de hacer comedia, llegar a la comedia, a través de historias y situaciones que por injustas, absurdas, dolorosas y caóticas pasan ese umbral del drama a lo cómico. Al teatro hay que ir a divertirse, por supuesto a entenderlo, a reflexionar, a curtirte, a verte en un espejo grande, a perdonarte, a retarte. Todo lo trae la comedia.

¿También para hablar del techo de cristal?

Por supuesto. Para hablar de ese maldito y sangrante, pero transparente, techo de cristal. El trabajo de las mujeres está maldito, pues al llegar la noche, nos acostamos con todo hecho y por la mañana nos levantamos con todo por hacer. Si el trabajo que hacemos las mujeres cada día cuajase y nos fortaleciese, nos anclara en el presente y nos fuera sumando para el futuro, podríamos permitirnos hablar de fútbol durante horas como hacen ellos. Sin miedo a perder un tiempo de oro. Porque cada minuto en una mujer es oro puro. Siempre tanto por hacer.

“El Gran Teatro se convierte en la empresa Seguros Matallamas”

Ahora cuéntame, Concha Rodríguez, qué vamos a ver en el escenario.

Una comedia. Mucha participación. El teatro desde la puerta de la calle se convierte la empresa de Seguros Matallamas. El espectador ficha, hace su pausa activa, estiramientos suaves, cigarrito, cava extremeño para todos durante el homenaje… cámaras de seguridad por todo el espacio que harán que los trabajadores/espectadores estén presentes en el escenario. La escenografía y vestuario son de Marcelo Pacheco y Pepe Reyes (La Catedral del Mar, Isabel, La República…) Una gran parafernalia futurista y de gran empresa, dirigida por Sergio Gayol, para contar que las emociones siguen intactas y que a nivel humano vamos para atrás. Y que todos los problemas laborales se multiplican por diez cuando hablamos de mujeres. Hablo de la pirámide empresarial. Jefa, secretaria y eventual. Tres mujeres. Ya estamos en todas partes y sigue todo igual. Y al final quien se lleva la cosecha es el segurata. Me rodeo de grandes actrices como Ana Franco y Laura García Cáceres y el actor José María Galavís.

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