Siempre dicen que la vida es mejor tomársela con humor, lo que no nos contaron es que es más placentera cuando lo recibes de la mano de la propuesta con la que se concluye este año el Festival de Teatro de Mérida. Me emocionaba especialmente poder ver esta pieza dirigida y escrita por Concha Rodríguez, para conmoverme sintiendo como la estrena en su casa y más que nada también para comprobar qué era capaz de elucubrar con su mente que siempre dispuesta a entretener y reflexionar al público, al que no ha decepcionado con esta comedia para nuestra corta existencia como humanos.
En «El regalo de Zeus» tenemos un compendio de la propia historia de la mitología donde se centra en varios pasajes y personajes principales para brindarle esa oportunidad de poder hacerle ver al espectador que nuestro futuro no tiene que ser un drama, y que muchas veces optamos por esa opción por ser la más fácil. Pero desde ese ingenio de diferentes dioses con sus historias que utilizan las risas más genuinas, con comparaciones con la contemporaneidad o haciendo referencia a clásicos de muchas disciplinas culturales, se apuesta porque el público acepte desde la comedia ese mensaje de optimismo puro que pretende que creamos en la esperanza en todos nosotros.
Hay dos factores fundamentales por las que obra funciona desde el principio. El primero es que al preparar y cuidar a estos personajes tan extremos, el trabajo para provocar una constante carcajada es muy de seguido porque cada uno de ellos puede jugar sin límites y proporcionando al compañero una vía de escape para ser el partícipe de ese gag. Se agradece muchísimo toda esa labor, y no puedo destacar a nadie porque hay una puesta en escena en equipo completamente soberbia, y el engranaje funciona desde el principio a la perfección. Todos son actores que llevan la virtud de la comedia en su manera de transmitirla al público, y eso se nota para que el público no pare de divertirse en toda la representación.
El segundo aspecto son todos los elementos circenses y acrobáticos que han sido preparados con la compañía Albadulake, que ayudan a crear una atmósfera de metáforas durante la representación que permite ir siguiendo de manera más idónea cada uno de los acontecimientos, e igualmente logra que el ritmo vaya a más con una mezcla perfecta entre números acrobáticos que cuadran con ese olimpo donde hay seres con habilidades increíbles, y que nunca te esperes que puede suceder con el talento de estos profesionales y las bellas coreografías.
En la aventura de encontrar la esperanza en el futuro, se le da la vuelta a esas historias que parecen estar contadas por la tragedia. Todo se realiza desde un terreno donde también se juega con la actualidad en los diálogos, las sorpresas en el escenario y una visión de la Tierra desde la humanidad bajándonos del pedestal del olimpo de los dioses. Desde «El regalo de Zeus» nos invitan a ser más democráticos y serenar los miedos gracias a este dogma de los finales felices. Y eso para unos humanos de corta existencia y débiles por naturaleza no es mala moraleja.